Imagina que estas Navidades te regalan una cajita perfectamente envuelta y con un lazo rojo brillante. Y luego lo abres y no hay nada. Qué decepción, ¿no? Pues lo mismo pasa si vendes un producto que es malo o si tu contenido está vacío. No hay nada que dé más rabia que darle a un link y que tras esperar que cargue pienses “¿para esto le he dado al link??” (Sí, esto hace quince años no pasaba pero ahora el mundo está así de loco).
Al grano: el contenido no tiene que ser bueno, debe ser flipante. ¿Cuántas veces has colgado un tweet pensando “vah, ya está bien” o “venga, es decente” y luego ni un fav ni un RT… Incluso, puede que hayas pensado “esto lo va a petar” y qué va. Esto es porque tenemos tal avalancha de inputs al día en las redes que lo que es “decente” es ignorado, a favor de lo que es:
a) Graciosísimo (o monísimo): esto incluye bebé y animalitos haciendo cosas, aunque no siempre (!).
b) Brillante, talentoso: si tu bebé o tu gato hacen algo talentoso, grábalo.
c) Precioso (aquí incluimos también lo que emociona): a veces es un spot muy pensado de una gran empresa o a veces es un time-lapse enfocando una puesta de sol en las montañas.
d) Crea tendencia o es morboso: suele estar relacionado con las noticias de actualidad, así que no te preocupes mucho por esto, ya se encargan los políticos de esta parte o, en su defecto, las celebrities.
e) Real: si además es real, el componente es potentísimo.
d) A poder ser, una combinación de todo: imagínate una tele de plasma donde aparece Rajoy (hasta aquí bien, no?) con una diadema de reno, con un gatito en los brazos diciendo que dimite porque se quiere dedicar a hacer time-lapses de las puestas de sol de Madrid. Esto, sin duda sería el vídeo más viral del año en toda la zona Euro.
Como sabrás, este tipo de contenido no es nada fácil de conseguir. A veces es casualidad, otras, cuesta mucho trabajo para conseguirlo y normalmente, siempre conlleva dosis de talento, ya sea por parte de quien lo protagoniza o de quien lo piensa.
De cara al final del año, podemos hacer recuento de lo que ha sido más compartido este 2014 en las redes y tomar nota para hacerlo cada vez mejor:
a), b), e) The Apparently Kid: lo entrevistaron por casualidad después de una carrera a la que asistió con su abuelo. El resultado no podía ser más gracioso, hasta el punto que Noah, de 5 años, se ha hecho famoso. Está claro que es real y que tiene talento:
a), b), c) Este spot de Navidad de John Lewis lo ha petado mucho a pesar de ser inverosímil (nadie tiene un pingüino como mascota), lo que no es inverosímil para nada es el mensaje que te da al final: “Regálale a alguien la Navidad que desea”. Lo más probable es que la mayoría de gente acabe por “comprar” algo, a pesar de que el mensaje induzca a regalar cosas inmateriales, como la felicidad:
b), c), e) No estoy diciendo que esta campaña de Navidad de Ikea sea mejor que la de John Lewis, pero sí que ésta contiene un elemento importante: es real. Es incluso muy interesante, porque apuesto a que muchos padres no saben qué es lo que realmente quieren sus hijos:
d) Tendencias. Este año, #IceBucketChallenge y #Selfie se han llevado la palma muy locamente:
Lo más probable es que no seas una celebrity ni una mega empresa capaz de crear campañas como las que hemos visto aquí, pero sí puedes aprovechar la idea, darle un giro y crear contenido original en la línea de la tendencia o mensaje que quieras mandar.
Si te ha gustado este post, no te pierdas la siguiente entrega “This is great content! Parte II: ¿cómo lo creamos?”
Gracias por leer!
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El hecho de tener una empresa y querer estar en Facebook es bueno, muy bueno. Significa que estás al día y tienes ganas de que tu negocio vaya bien. Que eres innovador, emprendedor y social y quieres que tu empresa también lo sea.
No obstante, hay un abc que debes seguir. Muchas veces me he encontrado con solicitudes de amistad de empresas. Es el primer error. Un mal comienzo, con todos los respetos. Es muy común ver pequeños negocios que se presentan en Facebook como (me lo invento) “Autorecambios J. J. y hermanos SL” y envían una amistad a todos sus amigos:
Por un lado y, a simple vista, queda mucho más profesional y serio que una empresa tenga una página de empresa:
Por otro, si hacemos lo primero, nuestros amigos de Facebook, educadamente, aceptarán la solicitud y nosotros les iremos enviando “spam” a diario. ¿Por qué esto no es bueno? Porque nuestro target o cliente potencial probablemente no sean nuestros amigos y por mucho que nos vayan poniendo “me gusta” en todo lo que publicamos, no nos comprarán nuestro servicio o producto, o si lo hacen, muy probablemente, ya lo harían igualmente si no tuviéramos Facebook, precisamente porque ya nos conocían antes.
Aunque, dejando de la lado la “poca profesionalidad” -y que nadie se sienta ofendido por esto-, que desprende como empresa una página personal utilizada como página de negocio, quizás esto no sea lo más importante. Lo que es verdaderamente importante son las funcionalidades que nos estamos perdiendo sin tener una página de empresa.
Por un lado, te estás perdiendo las analíticas:
¿Cuántos fans has ganado esta semana?
¿Qué publicaciones gustan más a tus fans?
¿Qué edad y género tienen tus fans? ¿De dónde son?
Además de tener siempre a un vistazo el resumen semanal en tu timeline:
Por último, y quizá lo más importante, es la posibilidad de poder llegar al público que más te interese. Por ejemplo: quieres que a tu negocio, lo conozcan mujeres de más de 40 años de cierta localidad y a quienes les guste cierta marca. Esto se puede conseguir con Facebook, pero sólo con una página de empresa, ya que los anuncios solo están disponibles para las páginas de empresa.
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