¿Os acordáis de cuando pagábamos por cada SMS que enviábamos? Nos lo teníamos que pensar muy antes de enviarlo. Ahora no; ahora, por suerte existe el Whatsapp. A día de hoy no concebimos nuestro día a día sin él.
Con mil millones de usuarios, es una de las redes sociales más consolidada y con más potencial.
Las más comprometidas conversaciones pasan allí. Se desvelan secretos, se envían fotos prohibidas, se explican chistes que jamás te atreverías a publicar en Twitter bajo tu nombre. Pero en Whatsapp estás EN CONFIANZA. Ésta es su clave.
Todo depende de la confianza que tengas en el receptor del mensaje o del colectivo de receptores del mensaje. Y hasta hace bien poco también dependía un poco de si la CIA, la Interpol o el Tribunal Supremo decidían hurgar en tu historial de Whatsapp.
Por suerte, recientemente nos despertamos con la noticia de que Whatsapp ha incorporado la encriptación de mensajes “end to end” (de extremo a extremo) en su última actualización.
Esto significa que nuestras conversaciones serán cien por cien seguras. Nuestros mensajes solo los podremos leer (o escuchar) nosotros mismos y nuestro interlocutor o interlocutores.
Adiós a las filtraciones como “un beso, compi yogui”.
¿Y cómo puedo hacer que mis conversaciones sean privadas?
Si os fijáis, ahora, con la nueva actualización, cuando enviáis un mensaje os sale un pequeño texto en color amarillo donde os informa que tus conversaciones pueden ser privadas y encriptadas con ese contacto.
Bien, has de darle al mensaje de autorizar la seguridad. Te saldrá un código que tendrás que escanear con el de tu contacto.
Una vez aceptada el servicio , en el chat aparecerá un mensaje como este:
Y ya está. Desde este momento tus conversaciones con ese contacto serán privadas al cien por cien. Nadie podrá espiarte.
Puedes dormir tranquilo pensando que las fotos de tu cara de buenos días no llegaran a ser de dominio público. A menos que el receptor de esa foto quiera gastarte una broma…